La decisión de incorporar un negocio es un paso importante que hay que saber cuando y porqué darlo; y no siempre hay que hacerlo. Muchas empresas pequeñas operan por años como negocios propietarios pues su tamaño y particularidad no justifica una estructura más compleja. Independientemente de cual sea su decisión, le presento a continuación seis consideraciones críticas.
He visto cada punto de vista. Me he topado con personas muy estructuradas que quieren emprender una empresa y lo primero que piensan es en crear una corporación. Esto no tiene sentido pues lo primordial es desarrollar el modelo y plan de negocio primero.
En otras ocasiones he visto lo opuesto, personas muy informales que a pesar de estar desarrollando una empresa, están renuentes a entrar en lo que consideran ‘legalismos’ y buscan incorporarse como si fuera un mero formalismo; dándole la mínima importancia a la estructura legal de un negocio que tanto esfuerzo les está costado iniciar. Este tipo de personas desean el mínimo contacto con abogados y prefieren resolver las cosas entre ellos. Muchas veces regresan cuando las relaciones con sus socios se deterioran a tal punto que no saben que hacer.
No se trata de ser formal o informal con los asuntos legales; eso más tiene que ver con la personalidad de los clientes. La decisión de incorporar tiene que ver primeramente con la manera que se pretende hacer negocios interna y externamente y luego considerar la etapa de evolución en la que se encuentra el negocio.
Cuando hablo de asuntos internos me refiero a: como va a manejar las ganancias desde el punto de vista de contribuciones; si tiene otros socios, como se van a dividir las acciones, quien va a tener que porciento, quien tiene la ultima palabra, que pasa si hay problemas entre los accionistas y como se van a resolver; como se transfieren las acciones, etc.
Factores externos incluyen: posibles contrataciones con empleados y contratistas; con arrendamientos de oficinas y suplidores; posicionar la empresa para financiamiento; negociaciones con otras empresas para llevar a cabo alianzas; asegurar marcas de fabrica; comprar otras empresas o activos; o dirigir la empresa para ser eventualmente adquirida por otra. Incluso los propios fundadores puede que estén sujetos a contratos de confidencialidad y no competencia con sus antiguos patronos; lo cual les impondrían ciertas obligaciones legales que habría que analizar en su momento.
Una cosa es tener un servicio de pasear mascotas donde hay un solo dueño. Otra es un servicio de instalación de redes y programas de informática en la cual están involucradas múltiples partes. Mientras más complejidad interna o externa, más debe pensar en la incorporación.
Pueden pasar muchas cosas cuando hay más de un socio en una empresa. Imagínese la guerra interna que se formaría cuando varios socios que inician un negocio no se pueden poner de acuerdo. Tal vez con el pasar del tiempo algunos se recuestan y dejan de trabajar con la misma intensidad; o sus intereses o metas cambian, o las relaciones ya no son las mismas. De repente uno de los socios se casa y su cónyuge tiene otras ideas. En cualquiera de estas circunstancias, tenemos que anticipar y tener provisiones que nos ayuden a solucionar estas dificultades.
Por otra parte, la operación puede evolucionar hacia la complejidad pero no necesariamente amerite incorporarse porque sería prematuro. Esto ocurre cuando se esta trabajando en una idea de negocio, no hay dinero para pagar empleados y aun la empresa no se sostiene con la venta de su producto. En estos casos, sería involucrarse en complejidades innecesarias frente a la incertidumbre de un negocio que no se sabe si va a ser sustentable.
La decisión de incorporarse conllevara gastos (rentas internas, elaboración de documentos, consulta a abogados, contables, etc.) y obligaciones legales adicionales (informes anuales, planillas, etc.).
A continuación les presento seis factores que les ayudaran a determinar si incorporar su negocio es la mejor alternativa:
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