El concepto detrás del contrato de franquicia
La franquicia es un modelo de negocio que se emplea para expandir y crecer utilizando el capital de otros; en este caso el franquiciado. Mediante el contrato de franquicia, se le otorga la concesión a empresarios independientes del privilegio de distribuir productos de determinadas marcas o de prestar servicios bajo determinados nombres y procesos establecidos. Tastee Freez v. Negdo. Seg. Empleo, 108 D.P.R. 495, 501 (1979).
Con el contrato de franquicia el franquiciado logra cierta independencia financiera y comercial bajo un nombre o marca reconocido y con la asistencia y entrenamiento del franquiciante. El franquiciado explota este derecho, usualmente dentro de un área geográfica específica (puede ser exclusiva o no), a cambio de una compensación financiera que éste presta al franquiciante y sujeto a las restricciones del contrato de franquicia. El franquiciante a su vez se obliga en muchos casos a proveer ciertos conocimientos y estrategias de negocio, asistencia, supervisión al franquiciado. G. Glickman, Franchising, Nueva York, Ed. M. Bender, 2006, Vol. I, págs. 2-2, 2-7. El Franquiciante gana dinero de las cuotas que le paga el franquiciado; quien a su vez genera ingresos mediante los servicios o productos cuyos derechos le cedió el franquiciante.
El contrato de franquicia
Desde el punto de vista legal, la mayor dificultad que tiene una persona que interesa adquirir una franquicia es asimilar los retos que trae el contrato de franquicia. Por su naturaleza, el contrato de franquicia es uno leonino redactado muy a favor del franquiciante. El desbalance es muy patente. Cada clausula está diseñada para proteger la Franquicia, obligarla lo menos posible y penalizar al franquiciado por cualquier violación. No es nada personal. Es la naturaleza del negocio.
Además de las regalías mensuales que reciben, los franquiciantes continuamente necesitan vender franquicias. Cuando un franquiciado adquiere una franquicia, tiene que inicialmente pagar por el derecho de la franquicia y los gastos de entrenamiento. Estas partidas conforman un por ciento considerable de los ingresos de las franquicias. En el afán de vender franquicias y generar mayores ingresos, puede que se vendan franquicias a personas equivocadas. Es un riesgo calculado. Me refiero a los que no tienen suficiente capital inicial, los que no siguen los procesos, no pagan a tiempo, no respetan la propiedad intelectual o la integridad de los servicios o productos, no generan suficientes ingresos y/o son problemáticos. Aquí entra la utilidad del contrato de franquicia.
El contrato de franquicia está diseñado para cancelar de la manera más contundente este franquiciado ‘problemático’; y está en comillas el problemático porque un franquiciado puede incumplir los términos de la franquicia involuntariamente y de la mejor buena fe pues las cosas muchas veces no son del color rosa que las pintan.
Lo anterior significa que el contrato de franquicia no se debe tomar de manera liviana. Las cláusulas amarran al franquiciado por muchos años como lo haría la más elaborada camisa de fuerza. Escuche con suspicacia lo que le diga el vendedor. Corrobore que lo que promete está por escrito. Preocúpese sobre manera cuando usted le objeta al vendedor una cláusula del contrato y este le responda- “no te preocupes”. Sepa que lo que le digan no tiene validez. Lo que cuenta es lo que está por escrito. Finalmente, no espere que sea el vendedor que le explique los detalles sobrios del contrato acuda a un abogado.
Para sugerencias de cómo examinar una oportunidad de negocios bajo el contrato de franquicia, lea el siguiente artículo – Franquicias Puerto Rico: Pasos Iniciales.
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